El propósito de la presente
reseña critica es sintetizar de manera general y en la medida de lo posible las
principales tesis expuestas por la filosofa española María Isabel Méndez Lloret
en su escrito “la concepción aristotélica de la divinidad: del Perì philosophìas a Metafísica XII;
teología cósmica y motores inmóviles”, para lograr dicho objetivo en el
presente trabajo se tratará de emular la forma en la cual la autora presenta
los temas en su escrito, además se mantendrá una conexión entre los diversos
asuntos abordados en la publicación de Méndez Lloret, esto con el fin de mantener
la cohesión interna por Méndez Lloret en
su texto.
“LA CONCEPCIÓN ARISTOTÉLICA DE LA
DIVINIDAD: DEL PERÌ PHILOSOPHÌAS A
METAFÍSICA XII; TEOLOGÍA CÓSMICA Y MOTORES INMÓVILES”.
Al principio del su escrito María
Isabel Méndez Lloret hace evidente la influencia de Platón y su academia en el
pensamiento teológico de Aristóteles, esto debido a la activa participación que
mantuvo Aristóteles en el proyecto platónico y de la academia; esto es, la
creación de una religión alternativa de carácter astral que fuera exclusiva
para el sabio.
Esta nueva religión nacida en la academia de Platón,
se desarrollaría en contra de la concepción azarosa de los filósofos
naturistas, y tendrá como demostración primera de sus deidades el orden que
indiscutiblemente siguen los movimientos de los seres supra-lunares, un orden
tan perfecto que solo podría ser establecido por divinidades: es tan grande la fuerza
ejercida por el pensamiento platónico en Aristóteles que lo asumirá como propio
durante gran parte de su juventud.
Pero, aun cuando Aristóteles ya había aceptado y
luego criticado la doctrina de las ideas
de Platón, es tiempo posterior a su muerte que Aristóteles logra en gran medida
separarse (si bien no definitivamente, si de forma importante) del pensamiento
platónico tal y como lo dice explícitamente Méndez Lloret “El Perì philosophìas es ciertamente una obra muy
importante: en ella Aristóteles aparecía por primera vez configurando una
dirección de pensamiento propia dentro
del platonismo”[1].
Es precisamente en este libro
donde se encuentra la separación definitiva (pero no total) de la teología
aristotélica con la platónica al abandonar Aristóteles la existencia separada
de las ideas platónicas, aun cuando Aristóteles abandonará el modelo teológico
platónico este seguiría teniendo repercusiones en la propia teología
aristotélica, teología a la que Aristóteles lograría llegar por medio de un
estudio sobre la sophia y la philo-sophia.
Es así, tomando como base la definición de filosofía “adquisición y uso de la sabiduría” a la cual
este llega en el Protrèptico, como
este se da a la tarea en el Perì philosophìas de definir que es la sabiduría, incógnita a cual da
solución al definir sabiduría por su objeto material “la sabiduría es siempre
ciencia de lo primero y lo mas alto”. Aun cuando lo primero y lo mas alto
cambia según la etapa del desarrollo de las civilizaciones y son cinco estas
etapas, en la ultima etapa se alcanza el verdadero objetivo de la sabiduría es
“los seres divinos, híper-cósmicos y completamente inmutables”.
Si bien para Aristóteles, Platón había logrado que
esta quinta etapa se diera en Grecia al rechazar el objetivo que los
pre-socráticos le daban a la sabiduría y establecer uno nuevo, el estudio del
ser inmutable e inteligible; el ser que Platón asignó como objetivo de la
sabiduría no era el ser primero.
Es debido a lo
anterior que, ya habiendo identificado el objetivo de la sabiduría Aristóteles
inicia sus investigaciones para llegar al ser primero, a el cual califica entre
otras características de inteligible y supra-cósmicos.
Luego de esto, Méndez Lloret por medio de un compendio
de opiniones acerca de algunos fragmentos de los libros de Aristóteles
caracteriza a las divinidades inmóviles y enfatiza el carácter plural de las
mismas, esto por medio de un análisis al
Fr. 16 Ross procedente del comentario al “De
caelo” de Simplicio, sin embargo en este pasaje no se encuentra evidencia
para concluir que dichas divinidades cumplan una función como motores
teleológicos, por lo que la autora se debe apoyar en una serie de fragmentos
para llegar a esta conclusión.
Pero es entonces cuando Méndez Lloret llega a una de
las principales tesis de su escrito, esto es la existencia de dos niveles de lo
divino en Aristóteles, un nivel superior, el de las divinidades inmateriales
del plano supra-cósmico; y uno inferior, el de las divinidades materiales del
plano cósmico y supra-lunar, ambas divinidades tanto las inmateriales como las
materiales comparten el hecho de ser plurales.
Primero la autora muestra la relación entre estos dos
niveles de lo divino, al sugerir el movimiento del primer cielo como resultado
de la acción teleológica que el motor inmóvil
ejerce sobre los entes divinos-cósmicos, vinculando así estos dos planos
de lo divino en Aristóteles.
Ya habiendo resuelto el problema de la relación de las
dos esferas de lo divino, Méndez Lloret analiza la pluralidad de las divinidades
inmateriales e inmóviles del plano supra-lunar que sirven de motor inmóvil a
las divinidades cósmicas; dicho problema radica en el orden que deben tener las
divinidades (el que tengan un orden es obligatorio por estar nuestro mundo
ordenado, y haber una relación necesaria entre nuestro mundo y los motores
inmóviles).
Méndez concluye afirmando la existencia de una
pluralidad de motores inmóviles ordenados
a si mismos por tener un mismo principio.
Estos motores inmóviles que serian acto puro,
pensamiento que se piensa a si mismo; pero acerca de las cualidades de los
motores inmóviles que son igual de perfectos todos por tener una sola esencia
en común no se profundizara en esta reseña critica, sino sobre el orden a través
del cual se ordenan los motores inmóviles y como este los afecta; este tema
será analizado junto con la relación entre los dos tipos de divinidades y como
las divinidades cósmicas nos permiten tener un conocimiento por medio de la astronomía
y la matemática de las divinidades supra-cósmicas.
Primero hay que tener en cuenta que según nos dice Méndez
Lloret, para Aristóteles cada movimiento circular independiente de los seres
cósmicos y supra-lunares revela la existencia de un motor inmóvil, ya que estos
serian los responsables de dicho movimiento, es así, como contando cuantos
tipos de movimiento sufren las divinidades cósmicas se puede conocer el numero
de motores inmóviles los cuales serian 47 o 55.
Ahora tal y como hemos demostrado antes si hay mas de
un motor inmóvil estos deben tener un orden, una jerarquía; dicha jerarquía se
la dan ellos mismos como ya también hemos demostrado anteriormente, pero no
afecta el estatus de los motores inmóviles; ya que aun cuando uno sea el
primero a causa de producir el primer movimiento; este es el movimiento local
circular.
Pero aun cuando este
motor inmóvil sea primero en el orden que tienen las divinidades
supra-cósmicas, para Méndez Lloret, el ser primero seria algo accidental, así
como es accidental el que un numero este antes de otro, tal y como dice el
mismo Aristóteles, aun cuando halla una jerarquía entre los motores inmóviles
dicha jerarquía no obedece a que un motor sea mas perfecto que los demás sino a
la accidentalidad, después de todo al todos los motores tener la misma
naturaleza y estar constituidos de la misma ousía
no podría haber una diferencia esencial entre ellos.
Este es tal vez uno de los puntos mas criticables del
ensayo de Méndez Lloret ya que cabria preguntarse si algo tan importante como
para dar un orden a los motores
inmóviles y asignar una inmovilidad total a un motor (y con esto el estatus de
causa primera y última de todo
movimiento) con relación a los demás que seria inmóviles pero movidos
accidentalmente por el primer motor.
En suma y para concluir, aun cuando Méndez Lloret hace
un magnifico trabajo al unir los diversos aspectos del pensamiento teológico de
Aristóteles el cual hay que decir es un pensamiento bastante complejo, se queda
corta en algunos puntos, pero hay que también admitir que es un muy buen
trabajo el que hace si estamos consientes de la dificultad adicional que la
falta de muchos fragmentos de las obras de Aristóteles da a una empresa tan
ambiciosa como la que intenta lograr la autora en su escrito.