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Roberto Esposito |
Para
Agamben la biopolítica es la encargada de crear
la diferencia entre lo humano y lo animal, tanto entre animales y humanos como
entre lo que hay de animal en el humano y “lo propiamente humano” del humano[1];
es decir, es ésta (la biopolitíca) quien permite una frontera entre la vida que
debe ser protegida (lo humano) y la vida que no se merece ser protegida (lo
animal). Es por esto que para Agamben el biopoder cumple un papel netamente
negativo, ya que permite la implantación de la comunidad sólo al incluir cierto
tipo de vida dentro la sociedad por medio de la exclusión de todos los demás
tipos de vida. O en otras palabras, salva una vida (la humana) a partir de la condena
de todas las demás (las no-humanas).
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Giorgio Agamben |
En
cambio para Esposito la biopolitíca es la encargada por medio de la inclusión
de un tipo de vida de la exclusión de los demás tipos de vida; esta inclusión a
partir de una exclusión si bien negativa en ese sentido vendría a ser positiva
en el sentido de que por medio de dicha exclusión/inclusión se protege a un
tipo de vida del otro tipo de vida, esto seria una inmunización positiva de un
tipo de vida de otro.
“(…) la ventaja del
paradigma inmunitario reside precisamente en el hecho de que estos dos vectores
de sentido –negativo y positivo, conservador y destructivo- encuentran finalmente
una articulación interna, porque la inmunización en cuanto forma de protección
negativa, los contiene a ambos ligándolos en un único bloque semántico. Esto
significa que la negación no es la forma de sujeción violenta que el poder
ejercita en el exterior sobre la vida, sino el modo contradictorio en el que la
vida intenta defenderse, cerrándose a aquello que la circunda –a la otra vida.”[2]
Es
decir para esposito a diferencia de lo que plantea Agamben la vida no debe ser
salvada de la política sino que la política debe ser pensada a partir de la
vida que debe proteger. Esposito entiende la exclusión de ciertos tipos de vida
como necesarios para evitar la destrucción de los otros tipos de vida que no
son excluidos.
Ya
habiendo vislumbrado un poco las concepciones acerca de lo que entienden estos
dos autores por biopolitíca podemos empezar a analizar como sus reflexiones en
esta área nos permiten superar el humanismo y en que sentido nos permiten
hacerlo.
Por
un lado, la reflexión de Agamben nos lleva más allá del humanismo al dejar a un
lado la frontera entre lo humano y lo animal como mera exclusión de lo uno (lo
animal- zoé) para dar paso a lo otro (lo humano-bios), y mostrar también a lo
animal como una forma de vida que merece protección por parte de la política.
Al mostrar todas las formas de vida como valiosas Agamben deja a un lado la
dicotomía hombre/animal –que es la base del humanismo- y se concentra en una
protección de la vida en su totalidad sin hacer exclusión alguna.
Mientras
que por su lado la reflexión de Esposito nos lleva mas allá del humanismo al
salvar al ser humano de la constante división a la cual se le a sometido entre
su parte “animal” y su parte racional “o
propiamente humana”, esto al quitar el énfasis que toda la tradición a hecho en
el estatus de persona como aquella que a logrado someter a su animal interno, y
poner dicho énfasis en “lo impersonal”
como aquello que es sagrado en todas los seres humanos sin importar si son
personas o no; esto nos remite a la ultima pregunta que abordaremos en este
ensayo, ¿en que sentido el concepto de impersonal nos permite salir del
paradigma de una biopolitíca negativa?, esta pregunta será abordada teniendo en
cuenta que Esposito tiene una visión reconciliadora entre la perspectiva puramente
negativa de Agamben del biopoder y una versión positiva que él mismo propone,
esta particularidad en Esposito ya fue mostrada cuando analizamos su concepción
de biopolitíca, pero a continuación haremos mayor claridad en este punto.
Para
Esposito el concepto de impersonal nos permite salir del paradigma de una
biopolitíca negativa en el sentido de que nos abre un escape de la categoría de
persona. Para Esposito esta categoría es problemática debido a que si bien
constituye los cimientos de cualquier perspectiva actual en temas como derecho,
ética, política y demás relacionados puesto que solo a la persona se le
atribuyen derechos.
El
problema con esta categoría (la de persona) es que para Esposito es una
categoría negativa, esto es, una categoría que incluye a un grupo pero solo
mediante la exclusión de todos los demás que no pertenecen a ese grupo; o en
otras palabras, para dar derechos a unos debe privar de los mismos a todos los
demás, también divide al hombre en dos sentidos:
En
primer lugar, una división del hombre en tanto individuo ya que el término
persona crea una escisión entre la parte racional del hombre y su puro aspecto
biológico de éste mismo.
Y
en segundo lugar, una división del hombre en tanto genero, debido a que separa
a los hombres que son personas de los que no y le da a las personas derechos
sobre aquello que no es persona, aun cuando pueda llegar a serlo o lo haya sido.
Esposito
en contraposición a la categoría de persona que es una categoría excluyente propone
la categoría de impersonal , es decir una categoría no excluyente sino
incluyente, a que lo impersonal es aquello que todos los seres humanos tenemos
de común y debe protegerse en todos nosotros por ser “sagrado” como lo llama Simone
Weil. Lo impersonal es eso que es extendido a todos los seres humanos sin
distinción de si son personas o no, y que poseen los seres humanos
necesariamente sin crear una distinción entre lo humano del humano y lo animal
del humano; lo impersonal se torna impersonal precisamente al ser común y
colectivo, no restrictivo.
[1]
Véase: Agamben, G. “Lo abierto. El hombre
y el animal”. Cap. 9. Máquina
antropológica.
[2]
Esposito, Roberto. “Comunidad, inmunidad
y biopolitíca”, (prologo). Pág. 21.
[3]
Weil, S., “Desconcertante Simone Weil”, en Archipiélago
43 (2000). –Cita tomada de “Comunidad, inmunidad y biopolitíca” de R. Esposito.
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