miércoles, 15 de mayo de 2013

-BIOPOLITÍCA EN GIORGIO AGAMBEN Y EN ROBERTO ESPOSITO:



 Para entender la biopolitíca en Agamben y en Esposito es menester saber que entienden estos dos autores por dicho término, por lo cual la primera pregunta a tratar de resolver es: ¿Qué entienden Agamben y Esposito por biopolitíca?

Roberto Esposito
Para Agamben la biopolítica es la encargada de crear la diferencia entre lo humano y lo animal, tanto entre animales y humanos como entre lo que hay de animal en el humano y “lo propiamente humano” del humano[1]; es decir, es ésta (la biopolitíca) quien permite una frontera entre la vida que debe ser protegida (lo humano) y la vida que no se merece ser protegida (lo animal). Es por esto que para Agamben el biopoder cumple un papel netamente negativo, ya que permite la implantación de la comunidad sólo al incluir cierto tipo de vida dentro la sociedad por medio de la exclusión de todos los demás tipos de vida. O en otras palabras, salva una vida (la humana) a partir de la condena de todas las demás (las no-humanas).

Giorgio Agamben
En cambio para Esposito la biopolitíca es la encargada por medio de la inclusión de un tipo de vida de la exclusión de los demás tipos de vida; esta inclusión a partir de una exclusión si bien negativa en ese sentido vendría a ser positiva en el sentido de que por medio de dicha exclusión/inclusión se protege a un tipo de vida del otro tipo de vida, esto seria una inmunización positiva de un tipo de vida de otro.

“(…) la ventaja del paradigma inmunitario reside precisamente en el hecho de que estos dos vectores de sentido –negativo y positivo, conservador y destructivo- encuentran finalmente una articulación interna, porque la inmunización en cuanto forma de protección negativa, los contiene a ambos ligándolos en un único bloque semántico. Esto significa que la negación no es la forma de sujeción violenta que el poder ejercita en el exterior sobre la vida, sino el modo contradictorio en el que la vida intenta defenderse, cerrándose a aquello que la circunda –a la otra vida.”[2]

Es decir para esposito a diferencia de lo que plantea Agamben la vida no debe ser salvada de la política sino que la política debe ser pensada a partir de la vida que debe proteger. Esposito entiende la exclusión de ciertos tipos de vida como necesarios para evitar la destrucción de los otros tipos de vida que no son excluidos.

Ya habiendo vislumbrado un poco las concepciones acerca de lo que entienden estos dos autores por biopolitíca podemos empezar a analizar como sus reflexiones en esta área nos permiten superar el humanismo y en que sentido nos permiten hacerlo.

Por un lado, la reflexión de Agamben nos lleva más allá del humanismo al dejar a un lado la frontera entre lo humano y lo animal como mera exclusión de lo uno (lo animal- zoé) para dar paso a lo otro (lo humano-bios), y mostrar también a lo animal como una forma de vida que merece protección por parte de la política. Al mostrar todas las formas de vida como valiosas Agamben deja a un lado la dicotomía hombre/animal –que es la base del humanismo- y se concentra en una protección de la vida en su totalidad sin hacer exclusión alguna.

Mientras que por su lado la reflexión de Esposito nos lleva mas allá del humanismo al salvar al ser humano de la constante división a la cual se le a sometido entre su parte “animal”  y su parte racional “o propiamente humana”, esto al quitar el énfasis que toda la tradición a hecho en el estatus de persona como aquella que a logrado someter a su animal interno, y poner dicho énfasis en “lo impersonal” como aquello que es sagrado en todas los seres humanos sin importar si son personas o no; esto nos remite a la ultima pregunta que abordaremos en este ensayo, ¿en que sentido el concepto de impersonal nos permite salir del paradigma de una biopolitíca negativa?, esta pregunta será abordada teniendo en cuenta que Esposito tiene una visión reconciliadora entre la perspectiva puramente negativa de Agamben del biopoder y una versión positiva que él mismo propone, esta particularidad en Esposito ya fue mostrada cuando analizamos su concepción de biopolitíca, pero a continuación haremos mayor claridad en este punto.

Para Esposito el concepto de impersonal nos permite salir del paradigma de una biopolitíca negativa en el sentido de que nos abre un escape de la categoría de persona. Para Esposito esta categoría es problemática debido a que si bien constituye los cimientos de cualquier perspectiva actual en temas como derecho, ética, política y demás relacionados puesto que solo a la persona se le atribuyen derechos.

El problema con esta categoría (la de persona) es que para Esposito es una categoría negativa, esto es, una categoría que incluye a un grupo pero solo mediante la exclusión de todos los demás que no pertenecen a ese grupo; o en otras palabras, para dar derechos a unos debe privar de los mismos a todos los demás, también divide al hombre en dos sentidos:
En primer lugar, una división del hombre en tanto individuo ya que el término persona crea una escisión entre la parte racional del hombre y su puro aspecto biológico de éste mismo.

Y en segundo lugar, una división del hombre en tanto genero, debido a que separa a los hombres que son personas de los que no y le da a las personas derechos sobre aquello que no es persona, aun cuando pueda llegar a serlo o lo haya sido.

Esposito en contraposición a la categoría de persona que es una categoría excluyente propone la categoría de impersonal , es decir una categoría no excluyente sino incluyente, a que lo impersonal es aquello que todos los seres humanos tenemos de común y debe protegerse en todos nosotros por ser “sagrado” como lo llama Simone Weil. Lo impersonal es eso que es extendido a todos los seres humanos sin distinción de si son personas o no, y que poseen los seres humanos necesariamente sin crear una distinción entre lo humano del humano y lo animal del humano; lo impersonal se torna impersonal precisamente al ser común y colectivo, no restrictivo.

Es así como se supera la biopolitíca negativa, por medio de la categoría de lo impersonal ya que no se protege únicamente a la persona sino que “(…) se trata de aquella responsabilidad de proteger en ellos, no la persona, sino todo aquello que la persona contiene de frágil posibilidad de paso a lo impersonal”[3], lo impersonal no divide lo humano de lo animal en el ser humano, sino que lo protege por formar parte del ser humano, logrando así superar la escisión interna a la que ha sido sometido el hombre y que ha repercutido negativamente en nuestra relación con las animales.


[1] Véase: Agamben, G. “Lo abierto. El hombre y el animal”. Cap. 9. Máquina antropológica.
[2] Esposito, Roberto. “Comunidad, inmunidad y biopolitíca”, (prologo). Pág. 21.
[3] Weil, S., “Desconcertante Simone Weil”, en Archipiélago 43 (2000). –Cita tomada de “Comunidad, inmunidad y biopolitíca” de R. Esposito.  

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